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Lola, nació en una familia humilde en 1915 en A Illa de Arousa, quienes la conocieron la definen como una luchadora innata y una trabajadora incansable. Crece rodeada de gente dedicada al mundo de la pesca, luchando para que los productos del mar, tengan el valor que se merecen, ya que tanto el mejillón como otros mariscos, en esa época apenas tenían valor comercial y económico. Con ese deseo en el año 1969, adquiere junto con su marido Antonio, una fábrica que con el tiempo conoceremos como “Conservas Dardo, S.L.”. En ella, se ocupa de seleccionar y elaborar el producto, dirigiendo y supervisando a un equipo de mujeres que minuciosamente cuecen, limpian y empacan los productos, uno a uno, con sumo cuidado y detalle.

Lola como la mayoría de las mujeres que trabajaban en la conserva, ya es una transgresora en su tiempo, con largas jornadas laborales, también se dedica a las labores de casa y de la familia, sin ninguna ayuda por parte de sus maridos, en una cultura que todavía es muy machista.

Con casi 80 años, se retira de su labor de encargada, manteniendo una pequeña tienda ubicada en la antigua factoría, en la que todos los visitantes, quedan prendados de las historias de aquella delgada mujer, de tez blanca, ojos inmensamente azules y cabello negro, a los 95 años fallece, dejando atrás una larga y dura vida, marcada por el esfuerzo, el sacrificio y un importante legado: dar siempre lo mejor.

Hoy su nieta y biznieta, que han recibido su legado con orgullo, quieren homenajear a esa gran mujer, y a todas las mujeres que a lo largo de los años han trabajado y compartido su vida con nosotros, y a todas las que lo harán en el futuro.